jueves, 9 de diciembre de 2010

GUSTAVO GONZALEZ DOMIZI, FUNES, ARGENTINA

Una canción con faltas de ortografía,
un rock and roll del arte culinario,
una guerra secreta en el diccionario,
dos flores marchitas para la policia.




Una sonrisa fresca que me merecía,
dos tibias manos prestadas a Dios y a Diablo,
pocos sujetos que entiendan de lo que hablo,
una camisa a cuadros, un blues de melancolìa.




Una oración
por la paz de una nación
esfervescente.




Yo tenía
un corazón de arroz
omnipresente.

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