“CRECER EN EL INTENTO”
poemas de Carmiña Candido Daverio (Marta Roldan)
Vago:
Vago por el mundo y es la búsqueda
de un centímetro de polvo o fortaleza.
Vago con estas incipientes raíces
empantanadas y portátiles.
Vago y en mi recipiente llevo
un granito de arena
y un terroncito de polvo
de cada lugar del mundo.
Quise más y me fue dado,
pero es más de lo mismo,
lo rechazo
y emprendo otro camino
aunque deba
Salir de este planeta por buscarlo,
aunque me obligue
retornar hasta el inicio y encontrarlo.
©Carmiña Candido Daverio.
No sé:
No sé, puede decirlo sin separar la basura.
No sé, puede pensarlo negándose a reciclar.
Aunque ya no haya nadie
que a conciencia lo niegue,
hasta un techo de zinc
con cartón se sustenta.
No sé, y guiña un ojo y permite al soberano
hacer pruebas nucleares en el patio de casa.
No sé y le quitó al indio
un terrón de Patagonia (rebelde o sometida)
para venderla al comerciante
de apellido italiano o inglés.
No sé y le da la mano que le negó al mapuche
al quichua, al ona, al toba y al guaraní.
No sé. Algo habrá hecho. Pero yo no hice nada. Por algo será.
Lo dijo también cuando se llevaron
al hermano del cuñado de su esposa.
Algo habrá hecho. Y no volvió más.
No sé de las cárceles con adolescentes amordazados.
No sé cuánto de mal puede hacer la picana.
No sé qué tan loco se volvió el soldadito
sobreviviente a las islas en el ’82.
No sé si un voto sirve
ni cuánto compromiso juego en cada elección.
Así sigue adelante a tropezones,
cayendo de rodillas,
enterrado
y pretende crecer.
©Carmiña Candido Daverio para “Crecer en el intento”
Buscar imposibles:
No me saco la venda que me tapa los ojos.
No descoso la boca
ni descubro el oído.
Permito que me embargue la nariz el podrido
perfume que a este mundo
le emana de los poros.
Me resigno a los cortes en la piel
que afiladas
moléculas de aire
infringen a mi paso
por las calles de piedra,
de adoquín o de brea,
pisadas en la búsqueda
de mi espacio en la Tierra.
Con los ojos, la boca, los oídos cerrados,
con la piel destrozada
y la náusea en las venas,
así, desorientada,
sin valor los sentidos,
puede ser que me olvide
de buscar imposibles,
los reinos prometidos
ni el edén que me toque.
¿Aceptaré sumisa
el podar estas ramas y plantar las raíces
donde se frene el viento
y se seque el deseo
y terminen los sueños?
©Carmiña Candido Daverio para “Crecer en el intento”.
Colores desaparecidos:
Un lápiz se hizo luz y mil pinceles.
Bellas Artes destruida por fantasmas.
Las escuelas secundarias infectadas
porque la juventud, la adolescencia,
era para el oligarca una generación perdida
y ahora son veinte mil ladrillos sin un nombre
y casi diez mil con nombre y apellido.
Son una herida vista desde el aire,
son la camada que se perdió en el tiempo,
son la patria rota con la sangre y con el girto,
con el dolor y con faltas innombrables.
Son los hijos adoptivos del abuso
y los que crecieron sin la cara de sus padres
negados a su estirpe y al recuerdo.
Son los lápices que siguen escribiendo,
son pinceles pintando al renegado
pueblo de espaldas contra cárcel y picana,
pueblo callado por miedo a la mordaza,
a la tortura y a la mutilación.
Hay colores que ya no pintan este mundo
son los colores desaparecidos.
©Carmiña para “Crecer en el intento”
Para recordar:
Fue enterrar la pistola antigua del abuelo.
Encender los libros que pudieran rebelarse.
Desteñir la oveja oscura y adaptarse
a un Guernica de cuerpos destrozados.
Fue encerrar con puertas blindadas y cadenas,
recubrirlas de rocas y cemento,
a las ideas diferentes, al pensamiento
que ellos querían juzgar revolucionario.
Fue el silencio crecido en los miedosos.
Fue nohagasdigasnada considerado subversivo.
Fue secuestrar a cualquier militante activo
o sospechoso o cercano a un sospechoso.
Ahora treinta mil ladrillos y el recuerdo
quiere abrirse sin soldar la herida.
Ahora son héroes contra el homicida,
son patria destrozada por la historia.
©Carmiña Candido Daverio para “Crecer en el intento”
Raíces:
La nonna que cebaba mate bajo la galería con techo de zinc
nunca te habló de su patria,
de su idioma, el sufrimiento de olvidarlo,
ni cuando tuvo solo yerba de ayer secándose al sol.
El nonno que te pintaba la nariz con espuma de afeitar
no te habló de su patria,
del Mediterráneo acariciándole los tobillos,
ni cuando debía ir a buscar agua afuera
o usar el baño del patio.
En la tierra madre de tus nonos
sientes el mismo dolor que cierra la boca
e impide hablar a otro
de tu lengua y de tu patria.
©Carmiña Candido Daverio.
EXILIO: (del libro “Perfiles y Roles)
¿Tú qué llevarías si partir te acorrala
y hacia otras tierras debes llevar tu casa:
el mínimo recuerdo del sol en tu ventana
que con sus rosas pálidos despierta tu esperanza?
Tendrás que conseguirte una alforja madura,
con capacidad de mundo, reforzada y segura.
Tendrás que conseguirte una cómplice brújula
y un rayo pertinente que alumbre tus penumbras.
Abierto el corazón y mente desordenada,
te tocará viajar empacando tu alma.
©Carmiña Candido Daverio.
ROMANCE DEL EMIGRANTE: (del libro “Perfiles y Roles)
Sin profesión ni dinero.
Sin casa ni hogar ni vuelta.
No en barco sino en avión
y a la deriva completa,
como otros miles de errantes
almas que dejan su tierra.
El sufrimiento con sangre
se va arrastrando en las venas.
Corazón empantanado
con lágrimas de tristeza
y de esperanza y de angustias
y de ansiedad pasajera.
Sin mantener la mirada
de los que amas y se quedan,
sin pensar que en la otra orilla
no hay ninguno que te espera,
emprende viaje tu cuerpo
mutilado por la pena.
©Carmiña Candido Daverio.
Testimonio del exilio: (del libro :”Testimonio de iniquidad”)
Es más verde el nogal si está en medio del campo
y alberga más palomas en sus ramas.
Una mutación dolorosa, estigmática, deja el hígado afectado.
Los oriundos ignoran esa fuerza,
nada los constriñe a apreciar este paisaje
con los ojos mutilados del exilio.
Es posible parir contra natura
una nueva visión sobre este mundo.
©Carmiña Candido Daverio.
San Martino di Codroipo:
Sólo me resta un mes para habitarte.
(Los vecinos del pueblo
se alojan en un puño.)
Caminó estas tres calles una tonta poeta
conociéndote apenas.
Tus campanas redoblan
por el recuerdo viejo
de un viejo pescador*
escribiendo, sentado al escritorio
de tu rojo palacio,
sobre un río y unos árboles.
Hoy cuenta tu bagaje
con una reginetta.
(Y quedan tantas cosas sin saber.)
Puedo mentir:
me has dado los mejores
tres años de mi vida.
Despiertas la confianza
de dejarte a mis padres.
©Carmiña Candido Daverio.
*Hemingway.
Deseo y contrición:
Trueno en soprano hacia el lado de la montaña.
Lluevo del ojo derecho
porque el izquierdo ya no tiene qué llorar.
Los pies sobre la silla de una casa
que aún no adoro.
Y, en cualquier recóndito punto del ceniciento cerebro,
me pesan unos árboles, un río ancho, una llanura
(mate amargo, mate dulce,
mate lavado, tereré)
me pesan
¡maldito deseo! ¡errada convocatoria de sentimientos!
sabiendo que no volveré.
©Carmiña Candido Daverio.
Con el cambio en las manos
El nuevo año, mi amor, pido encontrarte
sin los cardos mancillándome la boca
sin los dardos perforando la garganta.
El nuevo año decidiré ser atrevida
en acto
como abrir los ojos a este mundo
aunque sea para verlo ensangrentado,
sucio, enfermo,
solo,
hecho pedazos, hecho polvo y nada.
¿Cuántos deseos me concede el año nuevo?
Quiero la redistribución de la riqueza.
Quiero agua potable en África
y en el altiplano.
Pido le sean devueltas la inocencia
y la niñez
a los carentes de todas las edades
sin preguntar cuánto tiempo haya pasado
desde que se las quitaron
(como si la vida se pudiera devolver).
Deseo la abolición de la violencia.
La igualdad en los derechos
respetando diferencias.
Que florezcan margaritas en los caños de fusiles
y la mano levantada
se transforme en tronco y ramas
donde canten cardenales.
Que el cinturón del kamikaze
se haga con bombas de crema
y cuando exploten camiones
repartan panes y peces.
No hay nada que pedirle para mí
reconozco mi búsqueda imposible
de cumplir.
No hay nada que pedirle al año nuevo
que no se haya requerido a los años anteriores
ni un deseo.
No tiene el Tiempo
inventado por el hombre
poder para cambiar la desventura.
Llevemos nuestros sueños a las manos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario