NORIS ROBERTS, VENEZUELA
¡CUÁNTO NOS DUELE LA ENTREGA!
Allá vive la muerte envilecida;
buscan la sonrisa del niño,
el vientre de las madres,
los nervios tensos de los hombres
La humana huella en la anotada fila
Estaban los huesos, las cenizas,
el silencio, el llanto,
la sangre entrelazada con el grito
La agonía despuntando el alba
La muerte es la llamada del camino
Los esperaban el gas, el fuego, los hombres,
Los fusiles, la jornada sin fin
Serán testigos de la historia
los presentes, ausentes, todos,
pasaron los umbrales de esta eterna batalla
©Noris Roberts
Me sentí mujer
Florecía como la lluvia
Complacida entre tus aguas
Empapada en quereres bajo tus sábanas
Crecían las horas…
Crecía el desvelo…
Fui fruto de la pasión, el dulcísimo beso transitó la tibia piel de mi cuerpo
¡Me sentí mujer!
El deleite…
Tu aliento deshojó mis labios, luego la calma,
La calma después de acaecerme entre tus manos
©Noris Roberts
Encuentro
Tú, te apareces, haces luz,
Conjuras el encuentro y llegaba la fusión
No había mas que inventar,
a quien mas podría amar
Los latido de tus dedos desnudan el rosado en mis labios,
siento tu respiración escudriñando cada rincón,
sin palabras, llegas hasta mí para acompasar el encuentro
…y armonizó la noche los acordes del mas íntimo concierto,
de no encontrarnos hubiese sido morir a destiempo
©Noris Roberts
Noris Roberts
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