jueves, 22 de julio de 2010

GUSTAVO GONZÁLEZ DOMIZI, FUNES, ARGENTINA

Orienta-les.


Que cesen esos hombres que arrebatan
el saber más antiguo del planeta,
si Kal-El era un héroe de historieta,
Quino es chino y nipon, más que sotreta.
Que les pongan una escuela, estufa y bata,
a esos hombres caminantes, súper chino,
y de guardias Patoruzú y Al Pacino,
a la paz con ciencia de los orientales.
Nagasaki y Nankín han enseñado
que el amor es el único camino,
no condenen al pasado su destino.
Que ya no los rechace la apatía
del negar sin decir, antes, buen día.
A mí me gusta la herboristería.






Filo-Sofía
.

Princesa Sofía, con tu risa de Sol
de noche, de día, eras la luciérnaga
que perseguíamos los bobos corazón
de piedra. Eramos torres, tú, cuerda.

Llevabas más que humedad en tu boca,
agua bendita eran tus besos de amor,
tus brindis de alcohol, impresos en el
recuerdo loco de las fotografías.

La memoria no es olvido,
es lección de los que han aprendido
el verbo amar, como tú lo conjugaste.

Tus ojos viven en la boca
de los que saben hablar,
cuando les toca jugar, en la bañera.

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