miércoles, 19 de agosto de 2009

MENTIRAS DEL CRECIMIENTO.

Los nuevos pobres del crecimiento

por Edgardo Trevisonno (*)

Según cifras oficiales, Argentina creció en los últimos seis años a un ritmo entre el 8 y 9 por ciento, sin embargo esto no se ve reflejado en los indicadores que miden el desarrollo social del país. Los veinte mil millones que entraron al país en esos años no fueron para combatir la pobreza, ni la desigualdad.

A pesar de las cifras que publica el INDEC, donde la pobreza es de 15,3 por ciento con una canasta básica total cercana a los mil pesos y la indigencia 4.4 por ciento (en el segundo semestre 2008), en el 2005 era de 250 pesos y 114 pesos. La realidad es que aumentó el número de pobres e indigentes.

Según consultoras serias más del 30 por ciento vive en la pobreza y el 11 por ciento en la indigencia. En síntesis, hay 15 millones de pobres y más de 4 millones de indigentes.

Más preocupante aún es que de los 10 millones de niños de 0 a 14 años el 60 por ciento son pobres, 25 por ciento vive en la indigencia y el 60 por ciento no tiene ningún tipo de cobertura de salud.

Además, este fenómeno fue acompañado por la "inequidad" en la redistribución del ingreso, el 10 por ciento de la población más rica gana en promedio más de 30 veces más que el 10 por ciento más pobre.

Esta redistribución es más regresiva que en los 90, en 1999 la brecha era de 23.7 y en 1974 de 8 veces.

Argentina está entre los veinte países más inequitativos del mundo. Dentro de las consecuencias más nocivas está el circulo vicioso pobreza enfermedad descrito por Winslow en 1957 cuando dijo que "los hombres y las mujeres estaban enfermos porque eran pobres; se empobrecían aún más porque estaban enfermos y empeoraban de salud porque habían seguido empobreciéndose".

Las cifras son "testimoniales" de la realidad, la epidemia de dengue más importante de la historia del país y la epidemia de gripe A son solo algunos ejemplos.

Los indicadores trazadores hablan por si mismos.

En Argentina actual el 25 por ciento de la población no tiene agua corriente, el 55 por ciento sin descarga cloacales, el 50 por ciento de la población veinte millones de argentinos no tiene cobertura médica, en 1998 era de 38 por ciento.

La mortalidad infantil (TMI) aumentó, en el 2006 era de 12.9 en menores de un año y 15.2 por mil en menores de 5 años, las últimas cifras oficiales del Ministerio de Salud 2007 indican una TMI de 13.3 por mil en menores de un año y 15.6 por mil nacidos vivos en menores de cinco.

Todos los días se mueren 25 niños menores de un año, 30 niños menores de cinco. El 60 por ciento de estas muertes serían evitables con medidas sencillas de bajo costo como agua potable, nutrición adecuada, control del embarazo, vacunación o una consulta médica oportuna.

La mortalidad materna es de 4,4 por 100 mil. Aumentó un punto en referencia a la crisis 2001/2002.

Aumentaron en el país todas las enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes asociadas a la pobreza e indigencia.

Cuatro millones de argentinos padecen la enfermedad de Chagas por falta de una vivienda digna y las condiciones en que viven.

La tuberculosis "la enfermedad de la pobreza" con una tasa de mortalidad de 2,1, provoca que mueran tres argentinos por día solamente por esta enfermedad, en el 2003 era de 2.4 por 100 mil.

La situación no ha cambiado, lo alarmante que la mayor incidencia se da en los niños de 5 a 9 años.

En un país que produce alimento para más de 300 millones de habitantes se muere un niño cada dos días por desnutrición.

Los últimos indicadores oficiales de defunciones infantiles por desnutrición (INDEC 2004) fueron de 179 muertes, en el 2000 las defunciones fueron 177.

No siempre el crecimiento económico va acompañado del desarrollo social, una mejor calidad de vida y el estado de bienestar.

El círculo vicioso de la pobreza, la desigualdad, como otros signos de enfermedad social se han incrementado, aunque el poder se enoje y se empeñe en negarlo.

"Los nuevos pobres del crecimiento" ya son parte de la pobreza estructural en la Argentina.

(*): médico sanitarista. Fue subsecretario de Salud de la Ciudad de Buenos Aires en 2000.

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