LELIO GURRUCHAGA
Quizás amada, no te sorprenda saber
que te amo desde la infinidad,
confín donde el amor por ti
es la gran alegoría enlazada en la hiedra.
Variante mítica del juego del amor,
nace a partir del instante
que tu mundo planetario,
comenzó a ser mi universo.
Es natural que te ame así,
ya que hacerlo es mi genialidad,
suerte del querer generalizado
en el gen del amor.
Pabilo encendido quedado en más,
acrecienta la belleza de tu figura,
simplemente observándote desnuda,
bendecida por ese don mágico de mujer.
Taller que transforma el amor
en síntesis de la creación,
sumada en todas sus partes
a la manera total del gozo.
La gran metáfora eres tú, amada mía,
eres la poesía, mi poesía,
a la que el rocío baña,
con el prodigio de tu hermosura.
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Mis pensamientos
Deberías saber lo que dicen de ti mis
pensamientos, peregrina de un numen,
deberías oírlos y empapar tu piel
con sus flores hechas fragancias.
Penetran el espíritu de mis versos
con el soplo suave de la brisa;
y al lucero de la mañana persuaden
a bañar de resplandor tu simétrica belleza.
Larga dulzura crean para entender la dicha,
hablan de tu silueta en madrugada,
de como tus ojos en el mareo del deseo,
incitan al amor libre, sin pudor.
Opinan que eres una
sutil mariposa multicolor
por el alba sorprendida, compartiendo
la floral transparencia de tu joven avidez.
Anuncian la imposibilidad de renunciar a ti,
mi corazón quedaría envuelto en una
ciega llamarada, solicitando el favor del amor
con importunidad y hasta con humillación.
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William, espero que te sirvan con afecto Lelio.
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