jueves, 14 de agosto de 2008

Entrevista a Andoni Arantzegi: «Las librerías pequeñas y medianas dan prestigio a una ciudad» (Alberto Moyano - El Diario Vasco) 09/07/2008


El presidente del Gremio de Libreros de Gipuzkoa, Andoni Arantzegi,
defiende a las librerías pequeñas y medianas frente a las grandes superficies,
aunque reconoce que son una especie en peligro
.
Mientras, los libros
continúan saliendo a la calle durante toda esta semana a través de las
cuarenta casetas instaladas en la Feria de la Plaza de Gipuzkoa.
- El objetivo de estas ferias es animar a un hipotético lector que no
acostumbra a visitar las librerías a que compre libros. ¿Es así?
- Exacto. Van dirigidas al cliente que no pasa por las librerías. Se instalan
las casetas en un punto de la ciudad por el que pasa mucha gente para
que esos clientes vean el libro en la calle y se animen, por lo menos, a
hojear. Normalmente, se termina picando.
- ¿Y por qué no entran habitualmente en las librerías? ¿Les de
miedo? ¿O quizás fallan los propios libreros?
- Yo creo que no. De hecho, en esta ciudad hay muchos tipos de librerías:
pequeñas, grandes, generalistas, especializadas... Hay un poco de todo
y en diferentes zonas de la ciudad. Pienso que lo que falla es la promoción
del libro. El que no entra es, seguramente, porque le da reparo. Otros
entran por prescripción de colegio, digamos, y se quejan cuando le sacas
el libro.
- ¿Por ejemplo?
- Sí, dicen: «¡qué gordo!». Una mujer, que entró a por un libro para su hijo
y cuando llegó a la caja empezó a quejarse: «¡Ya está bien!, ¡Qué se
piensan en el colegio! ¡Todos los meses un libro distinto!».
- Periódicamente, se habla de la crisis del libro e incluso se anuncia
ahora la muerte del formato, en favor del libro electrónico.
- De momento, no creo que el libro vaya a desaparecer. Quizás sí dentro
de cincuenta o cien años, pero a corto plazo, no. Las pantallas no están
hechas todavía como para leer un libro de muchas páginas. Lo que sí veo
es que hay que cambiar el chip a la gente joven que empieza a leer ahora.
No hay que prescribirles libros, sino llevarles a que sean ellos quienes
los valores para que, finalmente, acaben visitando una librería. Ése es
el reto del sistema educativo y no obligarles a leer La Celestina a los
catorce años.
- ¿Existe realmente el librero que conoce el gusto de sus clientes
y les recomienda títulos o es un mito?
- Existe y yo lo valoro muchísimo. No hay mucha gente que nos pida
consejo, quizás por desconocimiento, pero el que lo pide lo hace
continuamente. En la gran superficie, en cambio, el cliente va a coger lo
que le ponen en la exposición. En una librería, con gente especializada,
le pueden recomendar lo que más le interesa. Este fin de semana me
ha pasado en una gran superficie, obviamente, no con libros, sino con
otro producto: quería comprarlo y me volví loco buscando a alguien que
me aconsejara y, al final, no pudieron hacerlo porque tampoco lo conocían.
La característica de las librerías pequeñas y medianas es que las llevan
gente que no está para tres meses, sino que está desde hace muchos
años y conoce el producto.

- ¿Cuántas librerías guipuzcoanas han desaparecido en estos años?
- No recuerdo el dato, pero no muchas y la mayoría, por jubilación.
- ¿Están condenados a salvar los balances a base del best-sellers
de cada temporada?
- Ese es el miedo que me da la librería pequeña o mediana, que trabajan
el fondo pero no viven de él. Necesitan vender novedades y éstas se
despachan cada vez más en las grandes superficies.Y es una pena porque
son librerías que dan prestigio a una ciudad.

- ¿Quedan lectores de poesía?
- Pocos, pero aún hay. Sorprendentemente, el porcentaje de lectores en
euskera quizás sea mayor que el de castellano.
- ¿Por qué no despegan las ventas de libros en euskera?
- Cada vez hay más vascoparlantes, pero no más vascolectores. Será
también un problema educativo, de valorar y educar en la lectura en euskera.
- Y por supuesto, las mujeres leen más que los hombres.
- Muchísimo más. Tenemos auténticas yonkis de la literatura, que vienen
a la librería casi todos los días y se leen dos o tres libros a la semana.
(Fuente: Boletín Semanal Registrados 220 CEGAL, España.)

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