FIDEL ALCANTARA LEVANO, PERU
LA DULCE GOTA BENDITA
El agua
Color de las rocas viejas
A los surcos sedientos
Moja serenamente sus labios entreabiertos
Ansiosos del beso matinal.
El rumor de las acequias
El vuelo apurado de las aves en celo
La hojarasca ante los pies de punta
deja un trino celestial.
Es melodioso el silencio
Cuando el sembrío duerme
En su verde alcoba.
A esa hora
La bruja vuela en su escoba,
Las piedras crecen
y los cabellos al caer,
se vuelven culebras en el agua,
el pericote vuela en la vejez
y el gallo pone huevo…
Ojala mis hermanos crean,
Ni se imaginan,
el infinito guardián
de la chacra en cosecha
es el hombre
cuando viene a recoger sus pasos.
ENTRE LOS BRAZOS DEL SOL
La tierra se abre en dos
Con húmedo lenguaje
Para engendrar la semilla
En entrega sutil.
Nace el brote
Pintando de verde
El paisaje azul
Del horizonte frío.
Al caer los días
En vendaval de sueños
La flor da su concierto
De mieles de la vida
Y el hombre goza
Lleno de esperanzas
En el surco amigo.
INDOMABLE ANTE EL DOLOR
El invierno
De golpe se desprende
Y en las noches gélidas
El barro sube a mis rodillas
Y el viento arruga mis orejas.
¡No atormenta!
No hay sombra para mi piel curtida,
Ante mi árido lecho de fuego
Se apaga la brisa.
Entierro sarmientos de vid y no florece
Sólo queda vivo si reside en mi recuerdo.
Cuando cosecho tibios granos
A costa de mis años;
Como nadie me los compra, los entierro de nuevo
Para engordar la tierra,
Mientras dejo mis huellas sobre el barro
A punto de secar
Y los niños miran al cielo con pena
A la espera de un trineo de juguetes
Y corren por los andenes
Inundando de sonrisas los caminos
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