A la Argentina.
Ni los duendes belicosos de la tierra,
ni las mediciones de oficiales oficinas,
ni los greengos cuando vienen en son de guerra,
ni las subvenciones, la coca o las aspirinas.
Ni el payaso más gracioso de la feria,
ni los jesuítas, masones o cristianos,
ni los que se hacen amigos de sus suegras,
ni los hoplitas, los chamanes o franciscanos,
Ni el aire lleno de promesas,
que le extirpan el apéndice
a la mamá Naturaleza.
Ni los austrias o los borbones,
ni De Angeli, Elisa o Cristina
le quitan el hambre a la Argentina.
Te sobran noches.
Yo no quise ser Mahoma en tus montañas,
jamás supé dar el jaque en ajedrez,
no deseaba ser tu perro lazarillo,
ni el intercambio de regalos cada mes.
Yo no quise ser el pan de cada día,
nunca espero enseñar lo que no sé,
jamás pudé regalar buenas poesías
ni afinar una balada en inglés.
Basta de reproches
para olvidarte de mi te sobran noches
como a mí espacio en la cama.
¿Acaso no lo sabías?,
es buena musa la melancolía,
como los pies de las damas.
No quiero
No quiero un invierno frío,
mientras haya niños sin abrigo.
No quiero a nadie en el altar,
mientras al pueblo le falte el pan.
No quiero canciones para olvidar,
el hambre no deja pensar.
No quiero políticos que sepan hablar
y tomar decisiones por los demás.
No quiero leyes que nos declaren iguales
si no hay igualdad de oportunidades.
No quiero maestros que enseñen callar
nacimos gritando: "Aquí estoy mamá".
Transformar la realidad,
eso es el arte para mi en verdad.
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