viernes, 10 de abril de 2009

CHRISTOPH JANACS, CAFE LITERARIO LUZ Y LUNA, 31 DE ENERO 2009

Christoph Janacs nació en Linz, Alta Austria, en 1955, estudió literatura alemana y vive en Niederalm, Salzburgo. Poeta y narrador; ha publicado dos novelas, cuatro libros de cuentos, diez libros de poesía y una colección de aforismos. Tradujo los Poemas Austriacos del poeta mexicano Marco Antonio Campos que se publicaron en las Ediciones El Tucán de Virginia, México D.F. en 1999.


Poetik
Weil du glaubst, dass du mich verstanden hast,
hast du aufgehört, mich zu verstehen.
Antonio Porchia


in diesem Gedicht gibt es
keine Menschen, keine Tiere
und keine Dinge. in diesem Gedicht
gibt es keine Sentenzen
und keine Metaphern. in diesem Gedicht
gibt es nur Wörter, die sagen:
in diesem Gedicht gibt es
nichts ausser uns






poética
Porque crees que me has comprendido
has dejado de comprenderme.
Antonio Porchia


en este poema no hay
hombres ni animales
ni cosas. en este poema
no hay sentencias
ni metáforas. en este poema
sólo hay palabras que dicen:
en este poema no existe
nada salvo nosotros

micrófono abierto
gewidmet den Einwohnern Granadas, Nicaragua


auf dem sonnigen Platz
Sesselreihen
besetzt von Kindern
Touristen
Campesinos
vor dem Palast
ein Mikrophon
eine Reihe von Bewerbern
darauf wartend
dass sie ihre eigenen Gedichte
lesen dürfen
auf der Suche nach
ihrem Tonfall
ihrer Stimme
singend
ihr Volk
ihr Land
das Leben

es ist nicht nur die Sonne
die den Schatten tilgt








micrófono abierto
dedicado al pueblo de Granada, Nicaragua


en la plaza soleada
filas de sillas
ocupadas por niños
turistas
campesinos
delante del palacio
un micrófono
una fila de aspirantes
esperando
que se les permita leer
sus propios poemas
buscando
su tono
su voz
cantando
su pueblo
su país
la vida

no es sólo el sol
el que borra la sombra









sieben Fragmente für einen Schiffbrüchigen
Hommage für Pablo Neruda



mag sein, es war der Wald, dieses fiebrige Dickicht aus Stimmen, Gerüchen, Metaphern, grüner Gesang einer noch unentzifferten Welt, die zugleich lockte, betörte und ängstigte, Zeichengestrüpp einem Flüchtenden, der nicht wusste wohin und woher und wer, Chiffre für etwas, das zu entdecken es galt, unwiderstehlich, berauschend, ein floraler Atem, der alles durchwehte, erfasste mit Haut und mit Haaren das Kind

Poesie: das Unbewegte bewegen, das Bewegte erfassen, die Welt besiedeln mittels der Wörter

mag sein, es war der Regen, sein unaufhörliches Geplauder, Geplausche, das immer mündete in einen vielstimmigen Monolog, einen Chor, der sich nicht unterbrechen liess, mit seinen zahllosen Zungen das Erdreich befeuchtete, abschleckte, in es eindrang, bis seine Falten sich wölbten, sich aufwarfen, sich öffneten und nicht mehr auszunehmen war, fiel der Regen noch von oben oder sprühte er aus der Erde, ein Springbrunnen, ein Sturzbach, eine Kaskade, die alles mit sich riss: die Erde, den Himmel, den Jungen

Gedicht: Ort der Zusammenkunft, Holz, auf dem man sich niederlässt, um, solange man treibt und nicht sinkt, zu singen

mag sein, es war das Meer, sein Kommen und Gehen, sein Kommen und Gehen und Bleiben, die Unendlichkeit und ihr Verwandter, der Horizont, der verheisst und leugnet, was er nicht zeigt; die Stimme der Brandung, die Sanftmut der Klippe, darüber das Haus, aus Schatten gezimmert: hier, an Steilhängen lebend, schwebend über dem Abgrund (der Blick ging bisweilen ins Leere schon), einsam die Wörter, die Sprache, der Mann
Schmerz der verschwenderischen Fülle, Flut, die uns ertränken wird. wie die Abwesenheit einüben?

mag sein, es waren ganz einfach die Dinge, die Kleinsten der Kleinen, die sprachlosen, wortlosen, Anzug zum Beispiel, Zwiebel und Uhr oder Duft des Holzes, alles wurde ihm Wort und Gesang, Klage und Lob, Ruine und Vogel, Blütenschaum, Licht und das Blut auf den Strassen, alles ein Grund, nicht aufzuhören, weiterzusprechen und weitersprechend die Dinge am Leben zu erhalten, Gedichte zu säen, auf dass sie bezeugen: ich bekenne, er hat gelebt


siete fragmentos para un náufrago
homenaje a Pablo Neruda



puede ser que haya sido la selva, este matorral afiebrado de voces, olores, metáforas, canto verde de un mundo aún indecifrado que a la vez atraía, seducía y asustaba, malezal de signos para un fugitivo que no sabía a dónde y de dónde y quién, cifra para algo que aún había que descubrir, irresistible, embriagador, hálito floral que asoplaba todo, que tomó completamente al niño

la poesía: mover lo inmutable, captar lo mutable, poblar el mundo con las palabras

puede ser que haya sido la lluvia, su parloteo sin fin, su charlar que siempre desembocaba en un monólogo polifónico, un coro que no permitía interrumpirse, que humedecía con sus lenguas innumerables al terruño, lo relamía, penetraba en él hasta que sus pliegues se arquearon, se erigieron, se abrieron, y no se pudo decidir, cayó la lluvia todavía de arriba o lloviznó de la tierra, un surtidor, un torrente, una cascada que arrastró todo: la tierra, el cielo, al joven

el poema: lugar de asamblea, leño en lo que se toma asiento para cantar en tanto que se flota y no se hunde

puede ser que haya sido la mar, su llegar y salir, su llegar y salir y quedar, la infinidad y su pariente, el horizonte que promete y niega lo que no muestra; la voz del embate, la mansedumbre del escollo, allá arriba la casa construida de sombras: aquí, viviendo en despeñaderos, colgando sobre el precipicio (de vez en cuando salió la mirada a lo vacío), solitarias las palabras, la lengua, el hombre





dolor de plenitud dilapipador, ondas que nos ahogarán. ¿cómo practicar la ausencia?

puede ser que fueron simplemente las cosas, las más pequeñas de las pequeñas, las atónitas, las silenciosas, traje por ejemplo, cebolla y reloj u olor de leña, todo se convirtió en palabra y canto, lamentación y elogio, ruina y ave, espuma de flor, luz y la sangre en las calles, todo un motivo de no cesar, de seguir hablando y hablando dejar con vida las cosas, sembrar poemas para que testimonien: confesamos que ha vivido















Christoph Janacs nació en Linz, Alta Austria, en 1955, estudió literatura alemana y vive en Niederalm, Salzburgo. Poeta y narrador; ha publicado dos novelas, cuatro libros de cuentos, diez libros de poesía y una colección de aforismos. Tradujo los Poemas Austriacos del poeta mexicano Marco Antonio Campos que se publicaron en las Ediciones El Tucán de Virginia, México D.F. en 1999.

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