LELIO GURRUCHAGA
DULCE VAGUEDAD
Desde mi querer te busco, amor mío,
busco tu cuerpo que ausente, la lira enmudece.
En su leve fatiga el viento dulce vaguedad
derrama, aquietando mis deseos.
Una lágrima crea el espacio puro
en el murmullo etéreo del ocaso,
señala la majestad de la noche
el momento propicio de hallarte.
Pronto en la esfera azul, el don de tu gracia asoma,
veo flotar tu cabello, arcano de aroma,
en un reflejo dorado que a mi atracción conduce
el ángulo de tu figura como una brújula cósmica.
Quizá también tus ojos me buscan
con angelical y virgen ternura,
más hermosa para mi alma, que la luz
con que despunta el día cuando toca Flora.
Quien podrá detener la carrera
de impulsos que causa el encuentro,
acallo sus latidos para no turbar la calma
de la gloria, en su sensible trama.
PANTOMIMA,
DEL LIBRO EL ÁRBOL.
Dolida mi piel negada de caricias
llora la burla de un querer,
ilusión que no tuvo oportunidad
ante la falsía que marcó tu fugacidad.
Quimera no es posible, trémula lágrima,
vaga aún por el lugar que ocupó
el amor, rocío de abalorios
escurriendo entre mis manos.
Nada importó al sabio Señor
la traición altiva y ciega,
que lastimó mi honra de amante
en coyuntura de amar.
Suspendida está mi pena
en el aire prolongado de ausencia,
volatinero dramático, histrión sin voz
para mi pantomima con pasos de comedia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario