Islandia
La primera constitución participativa
4 julio 2011 Sydsvenskan Malmö
Tras la quiebra financiera de 2008 y la caída del Gobierno por la presión popular, los islandeses prosiguen su revolución ciudadana. Ahora se invita a todos los internautas a redactar la nueva Constitución del país.
Durante la crisis financiera, estalló la desconfianza de los islandeses respecto al mundo de la política. Los ciudadanos desconfían tanto del poder político como de los bancos. La confianza sigue estancada en un nivel históricamente bajo. El año pasado, solo el 10,5% de los islandeses declaraba tener "una gran confianza" en el Althing, el Parlamento islandés. Muchos tienen la sensación de haber sido traicionados.
Por ello, la transparencia debe ser el fundamento de la nueva Constitución en la que trabaja actualmente el país. Desde el pasado mes de abril y cada semana, la asamblea constituyente del Althing publica las grandes líneas del proyecto en su sitio de Internet. E invita a todo el mundo a compartir sus ideas en el sitio o a través de las redes sociales.
De este modo, la asamblea constituyente se encuentra presente en Facebook y Twitter y publica con asiduidad vídeos en YouTube. Además, sus reuniones están abiertas al público y se transmiten en directo, en su sitio web y en Facebook.
El principio de externalización abierta o crowdsourcing, que consiste en confiar una tarea a un grupo indefinido de personas, en especial a través de Internet, está teniendo un gran éxito últimamente. Su aplicación para este fin es toda una novedad. En Facebook, la idea ha suscitado el entusiasmo internacional.
ADSL en ocho de cada diez hogares
El hecho de vivir en un país que apenas cuenta con 320.000 almas presenta ventajas en términos de agilidad. Más de la mitad de los habitantes poseen una cuenta en Facebook y los que no la tienen, pueden participar en el debate a través del sitio web de la asamblea constituyente. El riesgo que entraña un proyecto así de democracia directa es que sólo participa en el mismo una élite compuesta por apasionados. Pero así es como funciona la democracia: los pescadores no tienen ninguna influencia en ella.
Por lo menos, de esta forma la mayoría de la gente tiene la posibilidad de participar en el debate: según las estadísticas de la OCDE, más del 80% de los hogares islandeses poseen ADSL. Además, el proyecto de Constitución deberá aprobarse por referéndum antes de entrar en vigor.
Por lo tanto, la nueva Constitución tiene más posibilidades de reflejar la opinión de los ciudadanos que la actual, que se había preparado deprisa y corriendo. De hecho, cuando los islandeses proclamaron su independencia de Dinamarca en 1944, conservaron más o menos la Constitución danesa.
Un nuevo rumbo...cibernético
Esta vez, los cambios serán más profundos. En el proyecto de la nueva Constitución, se encuentran directivas más exigentes sobre la protección de la naturaleza y los recursos comunes del país. El proyecto hace hincapié igualmente sobre los derechos de las generaciones futuras, algo sin duda novedoso en una Constitución.
Pero también se puede interpretar como una respuesta a los estragos causados en el medio natural islandés por el productor de aluminio estadounidense Alcoa. Tras la construcción del enorme complejo hidroeléctrico de Kárahnjúkar en 2006, se destruyó un gran perímetro de naturaleza salvaje al norte de Vatnajökull. Antes del inicio de la obra, 50.000 islandeses salieron a la calle para protestar.
Desde este episodio, a la población islandesa, por desgracia, no le han faltado motivos para manifestarse. Pero la quiebra financiera también puede considerarse como la ocasión para tomar un nuevo rumbo. Poco a poco, los islandeses dejan atrás sus desacuerdos. Y en Facebook hoy sólo se habla de un proyecto para crear un país nuevo. Para tener otra oportunidad.
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