miércoles, 1 de junio de 2011

RECIBIMOS DE RUBEN VEDOVALDI, TRES POEMAS DE SU LIBRO CULTURICIDIO EN ARGENTINIEBLA

“SIENTO QUER SÓLO LA SOMBRA ME ALUMBRA.”

Miguel Hernández

en este día me pregunto el mundo

toda la sangre la carne del miedo,

todo es dolor conmigo bajo el cielo;

el hombre se me rompe de preguntas

y agoniza mi alma sin sosiego

en esta hora me duele el silencio

tanta nocturna nota tan profundo

caer sin fondo el hombre en desconsuelo;

hoy el amor se me quema en las manos

y en mis entrañas crece sólo hielo

en esta noche me pregunto el día

con la mirada transida de espanto

barre mi boca de barro este viento

toda la pena se tumba en mi lecho

y estoy hasta los huesos de quebranto

en este mundo me pregunto un mundo

soy llaga amarga que no cierra el duelo

está tan alto el pan tan agrio el vino

que ardo desnudo en mi pena llorando

todo este día roto que no entiendo

Rubén Vedovaldi

LEVANTAR LA MIRADA

O BAJAR EL UNIVERSO

vértebras de la niebla

sombras profesionales se repliegan

borran huellas

huyen

callan

mascullan

se reacomodan tras porfiar

porfían otra vez

vértebras del ayer

calculan

bajo la piel del día

confabuladas con lo inmóvil

trabajan

contra las manos

los ojos

los pies

contra todos los músculos del alba

traman

tergiversan

trastocan

trai-cio-nan

las vértebras del pasado

los miedos

son el brocal de un pozo

chupándonos la voz el voto el canto

insisto: CUIDADO POESÍA...

C U I D A D O ! ! !

Rubén VEDOVALDI

LOS PÁJAROS MAÑANA

todavía está muy oscuro aquí abajo

hace mucho frío y la soledad es enorme

casi pareciera un sepulcro todo esto

a simple vista no se ve

pero hay un sueño

arde un sueño creciente inarrancable

ojo salvaje n

neurona libre

a simple vista todo es cada vez peor

o siempreigualdemalynuncacambiará

pero el jaulón es viejo

tiene herrumbre

los pájaros que rompen el cascarón

son cada vez más

cada vez más

cada vez más pese al silencio

casi no tienen cielo los pájaros

no encuentran con qué alimentarse ni donde trinar

pero hará falta un infierno

más grande que el sistema planetario

para tenerlos muertos de miedo ahí

de alas caídas

un nudo en la garganta

pegados a la herida de su sombra

faltará espacio donde tenerlos atrapados

y tiempo para controlar a cada uno

un sueño anónimo crece

irreversible

y faltará cemento

armado

para enterrarlo

Rubén Vedovaldi *

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