lunes, 14 de febrero de 2011

JOSÉ ALONSO Y TRELLES...GALICIA / URUGUAY



José Alonso y Trelles



En julio de 1998 se publicó el libro “Paja Brava” de El Viejo Pancho e outras obras de José A. y Trelles, en edición cuidada por Gustavo San Román y publicada en Santiago de Compostela por el Centro Ramón Piñeiro de Investigación en Humanidades. Trelles, nacido en Ribadeo en 1857, asentado en el Tala en 1877 y muerto en Montevideo en 1924, fue más conocido por el seudónimo “El Viejo Pancho".

Con él firmó algunos de los poemas gauchescos más célebres del género, aparecidos en revistas tradicionalistas de la época y agrupados en 1916 en su obra mayor, Paja brava. Esta edición es la más completa posible de la obra de este gallego uruguayo que alcanzó gran popularidad en Uruguay en la primera mitad del siglo XX y que hoy recuerdan plazas y calles en sus dos comarcas, la nativa y la de adopción. Aparte de las obras de Trelles, el aparato crítico de esta edición está en gallego. El siguiente texto es un trozo de la introducción, cuatro de los poemas más famosos de Paja Brava (que cantó Gardel) y un texto inédito hallado en el Archivo Alonso y Trelles de la Biblioteca Nacional.

José María Alonso y Trelles Jarén nació en Ribadeo, provincia de La Coruña, Galicia, el 7 de mayo de 1857.
De los cuatro a los quince años vivió en Asturias y a los dieciocho decidió emigrar a América. Luego de dos años en el pueblo argentino de Chivilcoy, en 1877 se trasladó al Tala, a 110 km de Montevideo. Allí publicó sus obras, primero en un periódico local y luego en dos semanarios, inspirados por el Madrid Cómico, que él mismo dirigió
y del que era el principal colaborador. Escribió además un puñado de obras de teatro para el grupo de Aficionados del Tala, se casó y tuvo hijos, y por fin se hizo procurador.

En 1902 Trelles asumió la nacionalidad uruguaya y en 1908 ocupó una banca en la Cámara de Representates, por el Partido Nacional. Poco antes había vuelto a su tierra natal para visitar a su madre y amigos; en los últimos años vivió algún tiempo en Montevideo, donde murió el 28 de julio de 1924 luego de una dolorosa enfermedad asociada con una peritonitis.

La obra literaria de José A. y Trelles: romanticismo, sátira y pesimismo gauchesco


Hay tres grandes aspectos en la obra de este gallego uruguayo, que se expresaron mediante sendas voces diferenciadas en su creación literaria. Estos aspectos están a su vez afectados, intermitente o generalmente, por la atracción de dos polos: la jocosidad y la melancolía.

El primer aspecto corresponde al poeta castizo que escribió con su propio nombre, generalmente abreviado a José A. y Trelles, o con seudónimos castellanos o clásicos (sobre todo Candil y Tácito). Con su nombre verdadero publicó unas poesías tempranas en un periódico de El Tala dirigido por su primer mentor en ese pueblo, y un único librito, Juan el loco, en 1887. Con seudónimo escribió rimas en sus propios semanarios satíricos, El Tala Cómico y Momentáneas, que luego aparecieron en órganos capitalinos. Esta producción casi desconocida tiende en general hacia la melancolía, pero se pueden encontrar también casos de jocosidad en algunos versos.

La segunda persona artística de Trelles es también poco conocida por el público y por la crítica, si dejamos de lado el plano anecdótico fomentado por su fino biógrafo Juan C. Sabat Pebet (El cantor del Tala. Montevideo: Palacio del Libro, 1929) y mencionado por casi todos los escritores de necrológicas o notas de homenaje. Se trata del periodista y animador cultural de su patria chica, el Tala. Es el sardónico director de El Tala Cómico y Momentáneas y el autor de varias piezas teatrales para entretener a sus vecinos. Nos quedan tres de estas obritas, una de las cuales está fechada en 1902 -Spyon-Kop-. Se publican por primera vez en la edición del Centro Ramón Piñeiro. El polo dominante aquí es el de la jocosidad, pero hay ciertos dejos de una preocupación más seria.
El tercer personaje en la obra de Trelles es el autor gauchesco conocido por el seudónimo de “El Viejo Pancho”, quien publicó dos obras: una pieza teatral olvidada, ¡Guacha! (1913) y un volumen de poesía de gran éxito en el Río de la Plata, Paja Brava (1916).

COSAS DE VIEJO...

¡Que por qué ando yo ansina como enojáo y triste!
¿Pa qué querés saberlo, mi linda flor del céibo?
Los días del verano, que son pal mozo auroras,
son tardes melancólicas pa los que van pa viejos.


Pa yo poder contarte la historia de mis penas
tendría que ir despacio pialando mis recuerdos...
dejálos que el olvido los ate a su palenque,
que yo, pa dir guapiando, ya no preciso de eyos.


Más bien cebá un amargo de los que tú acostumbras
pa despuntar el vicio... para dir haciendo tiempo...
¡Quién sabe si algún día, sin óirlo de mis labios,
no sabés por qué peno!


Pero hoy tuvía es temprano pa que esa cabecita,
que pide pa adornarse la roja flor del ceibo,
comprienda que se pueden hayar sobre la almohada
tristezas que nos áhugan en vez de lindos sueños.


Cebá, cebáme un mate, que yo pa entretenerte,
te vi´a contar un cuento,
que, aunque es todo él mentira,
tal vez se te haga cierto.


Era como vos moza y era como vos linda
y como vos tenía por ojos dos luceros,
ande se ahicharraban de un corazón las alas,
del corazón de un gáucho que se miraba en ellos.


Era un cantor y pueta de esos que en la guitarra
ponen en vez de cuerdas sus delicados nervios
y cantan en sus "décimas" bravuras de los héroes
y penas en sus "tristes", y amores en sus "cielos".


Eya tuvo al principio p´al payador amante
en los ojos ternuras y en la boquita besos...
¡Eran como palomas que van buscando el monte
p´hacer entre los sáuces el nido de sus sueños!


Dispués... ¿sabés, mi china, que está lindo tu mate?
Más lindo que mi cuento;
no dés güelta a la yerba, seguí, seguí cebando,
pa ver si se me apaga la sé que estoy sintiendo...


Dispués... ¡Óigale el duro!
¿Sabés que no me acuerdo?
Mirá, sacá esa astiya que está haciendo humareda...
me yoran ya los ojos... prestáme tu pañuelo...






¡HOPA... HOPA... HOPA...!

Casi anochecido, cerquita e mi rancho,
cuando con mis penas conversaba a solas,
sentí ayer ruidaje como de pezuñas
y el grito campero de "¡hopa!, ¡hopa!, ¡hopa!"...


Salí, y en lo escuro vide uno de poncho
yevando a los tientos lazo y boleadoras,
que al tranco espacioso de un matungo záino
arriaba animales que parecían sombras.


"Paresé, aparcero, paresé y disculpe,-
le dije: -¿qué bichos yeva en esa tropa?"
-"Voy pa la tablada de los gáuchos zonzos
a venderles miles de esperanzas gordas".-


-"Si el mercáo promete y engolosinado
güelve po´estos pagos en procura de otras,
no olvide que tengo mis potreros yenos,
y que hasta e regalo se las cedo todas"...


Sonrióse el tropero, que era el Desengaño,
talonió el matungo derecho a las sombras,
y aún tráe a mis óidos el viento e la noche
su grito campero de "¡hopa!, ¡hopa!, ¡hopa!"



REMEDIO

Reyunála no más ande la encuentres
si te engañó, gurí;
reyunála, no más, pa que en la vida
pueda ráirse de ti.


¡Ah, malhaya la oreja e la chiruza
que dispreció mi amor!...
¡No habérsela peláo p´hacer con eya
presiya al maneador!



TIENTO SOBAO

¿Qué quién jué el curioso
que me dio este perro?
Náides; estos bichos, como el hombre zonzo,
cuando los halagan se dan eyos mesmos.


Jué en un mes de agosto
de no sé qué invierno,
muy pocos días antes de morir de flaco
mi cabayo overo,


que cayó a mi rancho,
maltratáo y rengo,
y clavó en las mías sus pupilas tristes,
sus pupilas yenas de sombra y misterio.

¿Qué de ande vendría?
¡Vaya uno a saberlo!
Puede que viniese, como yo, del pago
de los desengaños y de los recuerdos!


Le tiré una achura,
y, aunque estaba hambriento,
sin hacerle caso, me miró de un modo
como si dijera: "No vengo por eso".


Aunque sea zoncera,
pensé yo por dentro:
¡Quién sabe estos bichos no sufren de amores
y, como al cristiano, los matan los celos!...


Y viendo en tropiya
venir mis recuerdos,
le hice unas caricias y, dende esa tarde,
pa los dos alcanza mi pan y mi techo.


Mientras tomo mate
s´ echa cerca el juego,
y cuando al dormirse siento que soyoza
como si al pasado lo golviese el sueño,


se enrieda en la trenza
de más pensamientos
este tiento, suave, de tanto sobarlo:
"Mujeres y perras... tuitas son lo mesmo".



INSOMNIO

I


Es de noche; pasa
Rezongando el viento
Que duebla los sauces
Causi contra el suelo.
En el fondo escuro
De mi rancho viejo
Tiráo sobre el catre
De lecho de tientos,
Aguáito las horas
Que han de tráerme el sueño,
Y las horas pasan,
Y ni yo me duermo,
Ni duerme en la costa
Del bañáo el tero,
Que ocasiones grita
No sé qué lamento
Que el chajá repite
Dende ayá muy lejos...
...............................................
¡Pucha que son largas
Las noches de invierno!

II

A través del turbio
Cristal del recuerdo
Van mis años mozos
Pasando muy lentos.
Y dispués qué gozo
Si a vivirlos güelvo,
Pensando en los de áhura
No sé lo que siento...
Noviyos sin guampas,
Yeguas sin cencerro,
Potros que se doman
A juerza e cabresto;
Bretes que mataron
Los lujos camperos,
Gáuchos que no saben
De vincha y culero,
Patrones que en auto
Van a los rodéos...
...........................................
¡Pucha que son largas
Las noches de invierno!.

III

La puerta del rancho
Tiembla porque el perro
Tirita contra ella
De frío y de miedo...
Tuito es hielo ajuera,
Tuito es frío adentro,
Y las horas pasan,
Y yo no me duermo;
Y, pa pior, en lo hondo
De mi pensamiento
Briyan escendidos
Dos ojos matreros
Que persigo al ñudo
Pa quemarme en eyos...
Son los ojos brujos
Que olvidar no puedo,
porque ya pa siempre
Robáronme el sueño.
.....................................
¡Pucha que son largas
Las noches de invierno!




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