A LOS POETAS QUE NO SE RINDEN
Se lucha con las armas de los besos,
con las caricias rotas de la ausencia,
se lucha con la paz, con la paciencia
con la palabra hirviente sobre el viento.
Se lucha con las lágrimas del preso
en terribles corduras de vivencia,
con lágrimas cargadas de sapiencia
del que vaga sin prisa, y sin un techo.
Se lucha sin luchar, sin una bala,
sin pena, sin castigo y sin indulto,
sin elevar el tono en la palabra,
con la belleza frágil, sin insulto.
Lloramos, en ese llanto oculto
del verso que rezuma de las llagas.
Escrito en Alicante, 9 de junio de 2010
Se lucha con las armas de los besos,
con las caricias rotas de la ausencia,
se lucha con la paz, con la paciencia
con la palabra hirviente sobre el viento.
Se lucha con las lágrimas del preso
en terribles corduras de vivencia,
con lágrimas cargadas de sapiencia
del que vaga sin prisa, y sin un techo.
Se lucha sin luchar, sin una bala,
sin pena, sin castigo y sin indulto,
sin elevar el tono en la palabra,
con la belleza frágil, sin insulto.
Lloramos, en ese llanto oculto
del verso que rezuma de las llagas.
Escrito en Alicante, 9 de junio de 2010
© María Ángeles Fernández Jordán
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