viernes, 10 de abril de 2009

GUSTAVO GONZÁLEZ DOMIZI, CAFÉ LITERARIO LUZ Y LUNA, 28 DE MARZO 2009


Una aceituna


No le estrujes los sueños a mi almohada,
ni me embarres el cristal con que te observo,
no le soples el fuego a mis pupilas,
ni me digas que amar es solo un verbo,

no le estreches la mano a los temores,
ni me niegues el pan de cada día,
no te cierres hasta el cuello los botones
ni le pongas un freno a la utopía,

porque si los sueños los proyecta el inconsciente
no me avergüenza el declarar públicamente:
me revolcaría contigo en cada luna.

Y mordería las banquinas de tus labios
levantándote la falda en el armario
para quitarte del ombligo una aceituna.


De lidocaína.


Aunque queden cajones de rutinas,
sueños con los pies cojos,
uñas en la plastilina,
espejos con los reflejos de otros,

aunque quede el recuerdo como la nicotina,
el rouge de unos labios rojos,
las cartas con promesas de oficina,
la baba de los besos en el rostro.

Si el pañuelo pide una aspirina
y los boleros se hartan del nosotros,
si es que sirven otro trago en la esquina,

el duelo es duelo porque termina.
Como sabe Hades,
son las agujas del reloj de lidocaína.




"…todos los días hay que luchar por que ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización." E. Guevara De la Serna

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