A la Argentina.
Ni los duendes belicosos de la tierra,
ni las mediciones de oficiales oficinas,
ni los greengos cuando vienen en son de guerra,
ni las subvenciones, la coca o las aspirinas,
ni el payaso más gracioso de la feria,
ni los jesuítas, masones o cristianos,
ni los que se hacen amigos de sus suegras,
ni los hoplitas, los chamanes o franciscanos,
ni el aire lleno de promesas
que le extirpan el apéndice
a la mamá Naturaleza,
n los austrias o los borbones,
ni De Angelis, Elisa o Cristina
le quitan el hambre a la Argentina.
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