Poemas de Rolando Revagliatti
Ya casi
Ya casi no vivo:
estoy atrapada
Atrapada en una familia:
la mía.
Enamorada
Enamorada de mi miedo
es mucho el frío que hace
donde me interno:
la tapa de mis sesos.
A un país
A un país
súbitamente lejano
se me van
espantadas
la senectud de mi amado
y mi niñez.
Seré, si no
Seré dichosa si no
te decepciono
Deberé trasuntar que no sé
lo que aprendí
lo que siempre intuí
y luego confirmé
Seré dichosa si no
te decepciono.
¿Amenazada?
Erra en mí
que lo construyo
Oficioso
sobre mis restos
Amenazada por su imprecisa seducción
mi abstinencia
lo dota.
Usualmente
Él me dice usualmente esas cosas extrañas
y me abraza
Termino casi siempre sabiendo qué soy
Después
huye.
Reconocida y desleal
Reconocida y desleal
aún segrego tus efectos personales
Bien sé que no todo es quedarse
ni acomodarse
en las fronteras
Trémula
como mi madre cuando dio conmigo
cavándote mis rictus de presa
morí cómica
Yo con vos no tengo
ni un soberbio fracaso.
Sentí
Sentí algo:
he sido atropellada
por un recuerdo
allí.
Escribas
Tus grafismos en mis espaciosas
aréolas
Mis letritas de imprenta
en tu pene
leve.
Yo soy la buena mujer
Yo soy la buena mujer
que se consiguió el Alberto
por consejo de su madre
la mejor amiga de la mía
Dócil, apacible, soy buena
Resignada, soy buena
Insignificante, soy lo que también
el médico le recomendó
al Alberto.
Finó
Soy la mujercita
que se iba a casar
Finó mi prometido
y de momento
dicha circunstancia
me empobrece.
Lucimiento
La cabeza
del ruín de mi esposo
-reciente decapitado-
y archienemigo de mi amante
luce
como flor azteca
en el ya impresionante florero
desde siempre advertible
encima del bargueño
del comedor.
Contemplada
Contemplada por el espectro
del hombre del pozo
(ese designio)
caí rendida
(ahora lo admito)
al pozo.
Viuda, camino acompañada
Viuda
camino por el campo acompañada por mis
[perros
Lo que extraño, viuda reciente
lo que añoro
es aquella, mi juventud
de inmovilidad.
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